sábado, 4 de junio de 2011

Carlos Héctor Morello algo mas que mi jefe (otra entrega)

Nacido en los pagos de Necochea, llegó a Salta para estudiar geología allá por el año '60 después de la colimba.
Bajo, gringo y de ojos claros. Ama su profesión y contagia a todos con sus charlas.
Se casó con mi tía Pepa (hna de mi vieja en el '72) y se habían conocido en Cachi, donde ella trabajaba como maestra. Sin muchos prolegomenos se casaron y tuvieron tres hijos (Josefina, Carlos y Laura).








Por parte de la flia de mi vieja, yo soy el 1er nieto, sobrino etc. etc.  Así que fui  malcriado por todos mis tíos jaja. Y con Carlos no iba a ser diferente.
Me contagió su amor por la minería. Estudié tres años de geología sin terminar la carrera, pero siempre que pudo me conchabó en los distintos destinos en los que trabajó, como su ayudante de campo. Cuando salimos, sabemos qué y cómo hacerlo. Además,  con solo mirarnos sabemos cómo estamos para realizar tal o cual tarea. Esto es algo fundamental cuando uno se encuentra en lugares inhóspitos y de gran altura.
Es un tipo que las vivió todas. No se la contaron. Laburó en empresas nacionales (FM, CNEA) y multinacionales (Shell ). Si hay alguien que conoce algo de la actividad minera es él. Hoy es uno de los tipos más consultados al respecto.
Fue el 1er peronista que llegó a la flia. Así que tuvo que remarla con todos sus cuñados y concuñados.
También es un gran escritor. Ampliamente conocido en la Quebrada de Humahuaca por letras de canciones que hoy pertenecen al patrimonio quebradeño. Es uno de los autores de La Bastonera (los otros son Baby Reina y Fofa Lizárraga) que muchos grabaron desde el año 68 en adelante.

 Esta versión es la última que hay de La Bastonera.

Cuando murió mi viejo, en 1976 tenía yo 15 años y mis tíos fueron fundamentales en mi vida y en las de mis hermanos. Carlos y la Pepa estuvieron siempre a nuestro lado. La Pepa murió hace casi tres años y no hay un día en que no la recuerde.
Carlos es un tipo que vive estudiando, pero a la vez pendiente de todo lo que sucede en el país. No se le escapa nada. Y si hablamos de fútbol, es capaz de recitar el nombre de todos los jugadores de Boca, que jugaron en épocas doradas como así también de períodos para el olvido. Ah, también recuerda planteles completos de la contra. Yo no sé ni quién hizo el gol en algún partido en el que estuve en la cancha :((

Un tipo con el que trabajar, no es ningún sacrificio. Salir al campo con él es una aventura siempre.
Ya volveré a contar algo más sobre nuestro último viajecito.
En esta nota sólo quería hablar de él. Mi jefe, mi amigo y mi tío Carlos Morello.
Un abrazo



miércoles, 1 de junio de 2011

Robándole la presa a un puma (3era entrega)

Como mencioné antes, los baqueanos (baquianos dicen otros) Matías Castillo y "El sapito" Martínez  resultaron fundamentales en nuestro viaje. Generalmente trabajan durante la mayor parte del año como porteadores y guías de los andinistas que llegan a la zona del Nevado. Ambos tienen varios ascensos exitosos, a casi todas las cumbres del macizo.
Junto a ellos y como un ayudante fiel está siempre "Duque". Un perrazo de la mas rancia estirpe callejera.











El Sapito, va siempre con su vieja carabina 22  largo a mano por si las moscas...
En uno de los faldeos que hicimos tratando de rodear un cerro, se paró, miró el suelo y dijo secamente:
 - Hay un puma cerca.  Ahora hay que ser cuidadosos, pues nos estará observando y es un animal jodido si tiene hambre.
Lo único que pude observar fue la bosta que según los guías era del felino. Mas oscura y grande que la de un perro.

Luego de un rato, nos encontramos con el bicho. Hermoso ejemplar que apenas nos vió rajó cuesta arriba.
No busquen una foto porque del julepe ni atiné a sacar la cámara :((
El animal tenía más miedo que yo, así que en un instante se esfumó, dejándonos en el sendero un guanaco moribundo que había cazado unos minutos antes.
Los guías instantáneamente procedieron a degollar al guanaco para evitar el sufrimiento y como si fuera un chivo, comenzaron a cuerearlo


El camélido, era un animal grande, de casi 80 kg y según Sapito, nos permitiría comer algo más rico, aparte de picadillo, corned beef o los fiambres que llevábamos.
Grande fue mi sorpresa, cuando del animal recién muerto, sólo tomaron la paleta y pierna derechas dejando el resto.
Ante mi pregunta de porqué dejaban tanto que podía servirnos, el Sapito respondió con la sabiduría clásica del vallista:
- Porque el dueño de esto es el "lión". Nosotros le robamos un pedazo nomás. Además no sabemos si es una hembra que puede tener cachorros...
Gracias a un puma solitario, durante tres noches comí el asado más sabroso que haya probado en mi vida.
Y como en la zona no hay leña, lo asaron con bosta de vaca seca que recolectamos durante el camino...


Ah. Nosotros no fuimos los únicos que nos alimentamos gracias al puma. Al amanecer, un zorro ladino nos robó parte de la carne que habíamos guardado para otras jornadas y una pareja de cóndores también se hizo un festín con los restos del pobre guanaco.


Como les dije antes: no me envidien...
Esta historia continúa duarente varios capítulos más.
Espero que les guste lo que les cuento y voy mostrando de a poco.
Un abrazo