martes, 31 de mayo de 2011

Viaje a Minas Tres Tetas y Santa Elena (Cachi Pcia. de Salta) 1era Parte

Por segunda vez en menos de 30 días tuve que partir desde Salta rumbo al pueblo de Cachi en el corazón de los Valles Calchaquíes hacia la zona del colosal Nevado.
Partimos con los guías ( Matías Castillo y Crecencio "El sapito" Martínez) llevando todo nuestros equipos y las provisiones cargadas en varios burros por lugares en los que no hay caminos. Sólo algunas huellas que quedaron de lo que fue la explotación de los yacimientos de columbio y tantalio que se extraían de las minas en cuestión allá lejos en la década del '40.
No es un viaje más. Es una marcha hacia una aventura maravillosa. Para llegar, además de la ayuda de  los baquianos teníamos los datos de posición de las minas y nos valíamos de la fidelidad de nuestro GPS
Había que hacer largos trayectos entre los cerros y quebradas, tratando de acercarnos a nuestros objetivos que se encuentran a más de 4000 metros de altura sobre el nivel del mar.
El viaje lo iniciamos desde Cachi hasta el puesto de la familia Liquín. Estos lugareños se dedican a la cría de cabras. Ahí compramos unos quesos exquisitos, mientras los vimos ordeñar sus animales como lo hacen todos los días. En menos de una hora extrajeron casi 40 litros.


Desde Puesto Liquín emprendimos el ascenso por el Río Las Pailas hacia el noroeste, siguiendo la ruta tradicional que realizan los andinistas que buscan conquistar las cumbres del Nevado que tienen casi todas (nueve en total) entre 5800 y 6400 metros de altura.

Al medio día llegamos al campamento Piedra Grande  y nos encontramos con un grupo de escaladores. Entre ellos estaba Christian Vitry. uno de los más grandes andinistas salteños, quien además es Antropólogo y Arqueólogo de Alta Montaña. Él es uno de los responsables de la expedición que rescató las hoy famosas Momias del Llullaillaco que se exhiben en el Museo de Alta Montaña en la ciudad de Salta.

Allí, a 4100 m.s.n.m. hicimos nuestra primera parada para aclimatarnos lentamente y no sufrir el mal de la puna.
En el próximo amanecer comenzaríamos a subir en busca de nuestras distantes minas.
A partir de acá comienza la aventura. Sin conexión con la civilización. Lo único que teníamos para conocer algunas novedades era una radio en la que escuchabamos la AM 840 o alguna otra emisora brasileña durante las paradas que hacíamos para descansar y comer algo.
Pero esta historia continuará en varias entregas...

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